lunes, 4 de mayo de 2009

Mensaje de una botella

Foto: Chinijo



Si amigos, han leído bien, semi-parafraseando el nombre de una película, voy a contarles la historia del mensaje.
Casi todo el tiempo estoy circulando por caminos de tierra o pateando por ahí. Hay algo que nunca me falta y que siempre me sobra, por si encuentro alguien en el camino, una bolsa. Y bueno, que tendrá que ver con el enunciado, tiempo al tiempo. Como todos no somos iguales, a los que amamos la naturaleza y nos gusta pasear, rular, circular, disfrutar y todo aquello que conlleva dichas acciones, no se puede evitar recoger los deshechos de los demás. No digo que tengamos que dejarlo inmaculado, que no estaría mal, sino que con la famosa bolsa coger dos cositas de aquí y una de allá y otra de un poco más acá nos vamos a quedar mucho más satisfechos con nosotros mismos y al mismo tiempo dando ejemplo a los demás. Normalmente son latas, papeles o las mismas bolsas que nos dan, encima, esa oportunidad. Son fáciles de recoger y de comprimir y no ocupan casi espacio. Ya sé que no es de ustedes pero si que pertenece a nuestro paisaje y por lo tanto ya somos partícipes en ese compromiso de mantenerlo limpio. Pongan ustedes ese mínimo esfuerzo en marcha, hagan que los que comparten vuestras aficiones participen o simplemente que no tire al suelo lo que no se quiere. Verás lo poco que se tarda en recoger y los muchos años que evitaremos verlos si lo hacemos. Verás que en poco tiempo y por esa regla de tres la zona por la que pasaste hace tiempo, en la que recogiste esas dos cosas y que no pudiste llevarte más y que dejaste atrás, habrán desaparecido, y todo gracias a un mensaje: el de una botella para que la rescatemos de nuestros paisajes.

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