Vengo leyendo hace unos meses la preocupación de los cazadores sobre el decreto que el Gobierno de Canarias quiere aprobar sobre la práctica de la cetrería en Canarias. Creo que los cazadores tendrían que mirarse la viga que tienen incrustada en sus respectivos globos oculares ya que no les hace ver bien la realidad o la distorsionan como en el chiste del cazador con las manos atadas. No estoy a favor de ningún tipo de cacería pero creo que todo el mundo tiene derecho a la práctica de su afición, siempre y cuando esté debidamente controlada y gestionada, y ese es el punto débil de este asunto.
Primero, los cazadores deberían tener un código ético y moral sobre la práctica de la caza, sobre donde cazar y como hacerlo. Todas los años vemos como se meten en fincas con toda una jauría delante sin el menor respeto a la propiedad privada, Destruyendo, disparando e incluso robando, de paso, lo que cuadre. Además, en las zonas cercanas a los pueblos no se cortan un pelo en disparar cuando tendrían que mantener una distancia de seguridad respecto a la casa más cercana. No hablo de un código de boquilla, que todo el mundo se salta a la torera, sino el compromiso de los cazadores de que si ven algo ilegal denunciarlo. Ahí ganarían muchos puntos a la hora de demostrar que son legales y respetan las normas.
Segundo, los cazadores son los mayores representantes de cómo
no se debe maltratar a un animal. Llevo años pateando por la isla y siempre te encuentras algún esqueleto o un cadáver reciente de un podenco o perro de caza. El desprecio es absoluto porque te los encuentras siempre en huecos o zonas bajas, debajo de pasos de agua o en vertederos amarrados o con un tiro.
Tercero , la falta de respeto al entorno es evidente. Te ves los desperdicios de los descansos, latas, botellines, papel plata, etc... llevan todo el día arrastrando con la mochila llena y cunado comen, que se vacía los envases, no se los llevan. Pues queda muy bien cuando queda todo recogido. Amén de los cartuchos, en cualquier lado sea ZEPA, LIB, Espacio Protegido, Parque Nacional.
Cuarto, el comportamiento deja mucho que desear con las otras personas que comparten las zonas donde se caza. El problema es que cuando se va a cazar, nadie sabe si se está cazando en la zona, si es con escopeta o hurón, las medidas de seguridad que hay que tomar. Porque ya me dirán, todo el mundo de camuflaje y con una jauría por todos lados sin parar de ladrar, absurdo.
La normativa europea sobre la caza obliga a llevar chaleco reflectante o cintas del mismo material a todo el que participe en la cacería.
Habría que tener un control más intenso sobre esta actividad y sobre los que la practican. Sobre todo a las autoridades que dan licencias y ya no se preocupan de nada más. Habría que asignar un número determinado de perros al principio de la temporada y en caso de pérdida por parte del cazador, dar parte del mismo para poder encontrarlo y no dejarlos por ahí abandonados que cuando tienen hambre si que son auténticas alimañas para la avifauna. No se podría renovar
ese número de animales hasta el año siguiente para evitar masificaciones y así cuidar de ellos mucho mejor. Pero para eso el cabildo debería controlar los perros en zonas de cazas aleatoriamente. La utilización del chaleco reflectante obligatoria. El cómputo total de presas cazadas y/o heridas.
Habría para mucho más pero creo que con estas acciones se mejoraría mucho la actividad. La cetrería, claro que puede ser fatal si se escapa un ave de esa naturaleza, al igual que un perro de caza abandonado. Control con un dispositivo de seguimiento para dicha ave, así, si se escapa, se sabrá muy pronto donde se ubica. La persona que obtiene un permiso, avisar siempre donde va ha realizar la actividad.
Son pequeñas acciones que no cuesta mucho llevar acabo, pero claro, todo depende de la voluntad de unos y de otros. No digo que todos los cazadores sean iguales, pero es que la gran mayoría pecan o han pecado en alguno de estos casos y de esta manera no se conseguirá, en la vida, obtener el respeto que se merecen. Hablo con conocimiento de causa: la casa de mi abuela en el campo le metieron un tiro a la puerta y se llevaron lo que quisieron además de los destrozos de los perros; he visto como cazaban a 40 metros de mi casa, llamarles la atención y reirse de uno en la cara; he visto perros amarrados en piedras, abandonados o simplemente con un tiro en el cuerpo; señales de tráfico, carteles o paredes destrozadas con tiros de escopeta.
Señores, de todo hay en todas partes pero en su mano queda la potestad de hacer caer la balanza en favor o en contra de ustedes. Ustedes dirán.